La temperatura a la que debería encontrarse una piscina es un dato muy relativo. Concretamente, dependiendo de las condiciones climáticas (ya sea en interior o en exterior), de la tolerancia térmica que tengamos y de la actividad que vamos a realizar, es mejor adaptar la temperatura a más o menos grados.
¿Qué pasa con el agua fría o el agua caliente en mi piscina?
El agua caliente no se recomienda para hacer deporte de forma intensa. Las piscinas que superan los 33 grados centígrados no son aptas para hacer deporte, ya que puede producirse un sobrecalentamiento del cuerpo y producir agotamiento y una sudoración excesiva que puede desembocar en una pérdida de electrolitos y afectar a nuestros movimientos. En agua muy caliente, se corre el riesgo de deshidratación, por eso, es necesario controlar muy bien la temperatura.
Sin llegar a temperaturas extremas (agua por debajo de 15º), el agua fría es saludable e ideal para hacer deporte. Comparando agua fría con agua caliente (por ejemplo, entre 23 y 33 grados) nadar en agua fría es mucho mejor, más cómodo y más saludable. En conclusión, la máxima que hay que seguir para establecer nuestra temperatura ideal es que cuanto mayor sea la actividad aeróbica que vamos a realizar (por ejemplo, natación), menor debe ser la temperatura tanto en el aire como en el agua.
Además, dependiendo del tipo de persona que se vaya a introducir en el agua debemos cuidar muy bien la temperatura. Por ejemplo, en el caso de bebés y niños muy pequeños, la temperatura debe mantenerse lo más cercano a la temperatura corporal (33 – 35 grados). Además, en estos casos, el baño tampoco debe alargarse demasiado. En el caso de personas con discapacidad o con movilidad reducida también es importante mantener el agua atemperada entre los 30 o 32 grados.
Piscinas climatizadas vs. piscinas exteriores
Las piscinas al aire libre suelen tener el agua fría. En general, este tipo de piscinas suelen mantener el agua sobre los 25 o 28 grados, aunque las piscinas en las que trabajan nadadores profesionales generalmente están más frías.
En las piscinas de interior, hay que tener en cuenta más factores que simplemente el de la temperatura del agua. Para una buena experiencia, hay que tener en cuenta el índice de humedad de la estancia. En general, cuanta más humedad se genera, más fría debe estar el agua para evitar el sobrecalentamiento corporal. La temperatura para una piscina de interior, generalmente debe oscilar entre los 24 o lo 28 grados. En cuanto a la temperatura ambiente, lo ideal es que se encuentre de entre dos a cuatro grados más alta que la del agua.
¿Cómo controlar la temperatura del agua?
La temperatura del agua de una piscina es fácilmente controlable sin contamos con profesionales adecuados para ello. Por ejemplo, con la instalación de una bomba de calor conseguirá unos resultados impecables para conseguir siempre la temperatura deseada. En PoolNatural somos expertos en piscinas, y también disponemos de un amplio catálogo de bombas de calor y sistemas de spa. Te asesoraremos y ofreceremos el mejor sistema de regulación de temperatura para tu piscina, según tus necesidades.
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Photo credit: .Mitch via VisualHunt.com / CC BY
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